Nuestra Historia · Artículos de Piel de Ubrique - Carteras, Monederos...

SANTOMAR - NUESTRA HISTORIA

¡Hola, soy Miguel, y permíteme contaros nuestra historia…

Todo comenzó con un hombre llamado Antonio Pérez, conocido cariñosamente como "el rico". ¿Sabéis de dónde viene ese apodo curioso? ¡De mi abuela Isabel! Aunque ella era una persona humilde, las cosas de la gente de pueblo…

Bueno, Antonio era mi padre, y déjenme decir algo sobre mi madre. Era una mujer fuerte, como una roca, incansable y siempre apoyaba a mi padre en todos los líos que se metía. 

Además, tenía la difícil tarea de cuidar de una casa con cinco hijos. ¡Imaginad la locura!

Un día, mi padre, un espíritu emprendedor y soñador, y mi madre, decidieron adquirir un taller que fabricaba productos de cuero en mi pueblo, llamado El Bosque, a tan solo 15 kilómetros de Ubrique, en Cádiz.

En 1981, ¡Y así comenzó nuestra historia! 

Dos adultos, sin la menor idea de cómo se hacía una cartera o un monedero, se aventuraron en una empresa para probar suerte. 

Contrataron a algunos trabajadores expertos en el oficio y comenzaron a aprender el arte trabajando incansablemente.

En aquel entonces, éramos cinco hermanos que, al regresar de la escuela, nos metíamos en el taller para jugar entre montañas de pieles; poco a poco nos sumergimos en la magia de idear, crear y desarrollar productos de cuero hechos a mano.

En 1990, mi hermano Toni, quien se había convertido en un maestro marroquinero (como decimos por aquí, un auténtico "petaquero"), y yo, encargado de la organización, administración y creación, decidimos tomar las riendas de un negocio que había sido arruinado por el incumplimiento de pago de algunos "chorizos" que se aprovechaban de la buena fe de nuestros padres. Así nació, San Antonio Marroquinería.

En 2006, mi hermano Toni abandonó la empresa para montar otro negocio. Fue en ese momento, cuando cambié el nombre de la empresa a Santomar, un nombre más atractivo y fácil de pronunciar, por cierto.

Me dediqué a trabajar para otras marcas nacionales e internacionales, pero cuando llegó el fenómeno asiático, todo cambió para peor. 

Fue entonces cuando pensé en crear mi propia marca y venderla a través de tiendas distribuidoras.

Y aquí es donde la suerte hizo de las suyas…

En 2009, la empresa que fabricaba la marca Casanova, cerró debido a la enfermedad del dueño y la falta de un relevo generacional.

Me dijeron: "¿Te interesa?" Después de una breve negociación, decidí embarcarme en una nueva aventura que ha perdurado hasta hoy.

Ha sido un camino lleno de desafíos y dificultades, pero aquí sigo, haciendo lo que mis padres hacían, con la misma ilusión e incluso más. A pesar de las miles de fatigas, sigo adelante, creando productos de cuero con pasión y dedicación.

¡Nuestra historia continúa y estamos emocionados por lo que depara el futuro!
¡ Mira lo que tenemos para ti !
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